domingo, 16 de octubre de 2016

no perder de vista los detalles


viajar es sumar un:

itinerario clásico + un itinerario prestado + un itinerario propio + no perder de vista los detalles + estar atento a la magia del devenir.

yo pienso que quien combina estas cinco cosas tiene pocas chances de pasarla mal.


Auto - maceta en Colonia, Uruguay, diciembre 2015

domingo, 10 de julio de 2016

la capacidad de ver el mundo + bibliografía viajera V


el interés de conocer las grandes maravillas del mundo, a saber pirámides de giza, torre eiffel, machu picchu, es una cosa sencilla, evidente y cotidiana.

encontrar en todos los resquicios maravillas, estímulos o curiosidades, es otra.
y creo que ahí reside la característica principal del viajero; encontrar el mundo a descubrir a 1 metro o a 20.000 km de casa.

y, como dice Kerouac en Viajero solitario "... cuando uno entiende que Dios es Todo, uno entiende también que todo debe ser amado, sin que importe demasiado si es o no es malo; en última instancia, no era bueno ni malo (tomemos en cuenta el polvo): era simplemente aquello que era, es decir, lo que fue hecho para tener apariencia."

viajar a lejanos y exóticos  lugares nos presenta la novedad que no encontramos en el barrio, de manera más explícita. pero como se propuso Kerouac "Decidí que cuando volviera al mundo, trataría de mantener la inteligencia clara en medio de todas las ideas oscuras que tiñen el horizonte como el humo de las fábricas."
y siempre regresar "...agradecido por la protección que me habían dado y la lección que me enseñaron".

sábado, 11 de junio de 2016

recuerdo


tendría que estar estudiando, pero tomé el libro de poesías "No recuerdo" de E. Feune de Colombi.
la re-lectura del libro me inspiró a hacer su breve contraparte, en la que se recuerda.
limitándonos a los viajes, ¿qué recuerdo un sábado al mediodía?



recuerdo la primera vez que compré un pasaje de avión para viajar a Río con mi hermana. fuimos a la oficina de la aerolínea y pagamos en efectivo, algo que hoy me parece del siglo XIX

recuerdo el silencio caminando sola entre los cerros de purmamarca, nunca me volvió a impresionar tanto un lugar.

recuerdo cuando llegué a quito y le robaron el monedero a mi amiga.

recuerdo las mañanas en el Calafate, tomando mate con un rayo de sol en la cara con vista a las montañas.

recuerdo cuando tuvimos miedo con las chicas, la noche previa al treckking del camino del inca para llegar a Machu Picchu

recuerdo que la guía decía Matchu Pitchu.

recuerdo el frío extremo, absoluto y radical que sentía todas las mañanas que pase desde el desierto de atacama hasta el salar de uyuni.

recuerdo la sensación de extásis que sentí cuando caminando a orillas del Sena, encontramos la librería Shakespeare & Co.

recuerdo las playas de Máncora y recuerdo que cuando decidimos irnos y seguir camino tomamos el peor micro del mundo, que tardó 15 hs en hacer 300 km y nos llenó de picaduras de pulgas.

recuerdo la primera vez que viaje sóla, recuerdo que no tenía miedo y recuerdo la felicidad que tuve al conocer El Bolsón.

recuerdo haber vuelto de un viaje con una felicidad que me sobrepasaba el cuerpo.

recuerdo haber extrañado a mi chino estando afuera, recuerdo mi cara de felicidad cuando cada tanto podía hablar por teléfono con él, recuerdo la alegría de reencontrarlo.

recuerdo que recé en todas las Iglesias de Francia que conocí.

recuerdo que un día en Bangkok tuve que abandonar tres comidas callejeras porque eran intragables.

recuerdo pensar que me deshidrataba y moría al recorrer las ruinas de Angkor en Camboya.

recuerdo haber detestado la idea de los all inclusive, pero también recuerdo haber ido a dos y haber pasado unos días increíbles ahí.

recuerdo el 50° aniversario de la revolución cubana, charlando sobre el comunismo, el Che y la vida, en el Malecón de la La Habana.

recuerdo haber comido choclo con queso infinidad de veces en Cusco; era la comida más barata del mundo.

recuerdo cuando le compré a mili la mochila con la que viajo.

recuerdo que dormí en lugares horribles y recuerdo haber sido feliz en ellos.

recuerdo cuando encontré a otra alba, en Samaipata, Bolivia.

recuerdo haberme vivido el surrealismo en Varanasi.

recuerdo haber planeado un itinerario y haberlo desarmado y rearmado doce veces en el mismo día.

recuerdo el extasis que tienen mis pies cuando un avión despega.

recuerdo aquella vez que me tuve que despedir de mis compañeros de viaje ocasionales, porque me estaba enamorando de uno de ellos.

recuerdo haber sido consumista en Santiago.

recuerdo cuando perdí el pasaporte por tres horas en Ho Chi Minh y me prometí no viajar nunca más sóla si lo encontraba.

recuerdo el olor a té de muña de la isla de Amantaní

recuerdo los atardeceres en Udaipur, mirando el lago Pichola.

recuerdo los consejos de Javier para viajar a Perú, y los de Pablo para Vietnam.

recuerdo cuando en medio de un ensamble de percusión en el Konex, decidimos con Bel viajar por primera a Europa.

recuerdo entrar a la capilla de Ezeiza cada vez que emprendo un viaje.

recuerdo ver gente llorando en los aeropuertos y darme cuenta que no sólo se viaja por placer o negocios.

recuerdo cuando llegué a Orleans y María, desconocida para mi hasta ese momento, me recibió con vino y comida polaca.

recuerdo cuando llegué a la Isla de Koh Rong y pensé que había desembarcado en el paraíso.

recuerdo los libros que leí y los que no leí viajando.

recuerdo haber llorado al encontrar el Coliseo; al escuchar tocar en violín el Canon en Re de Pachelbel por las calles de Florencia.

no recuerdo por qué empecé a viajar, ni cuándo me di cuenta que era una viajera, pero si  recuerdo que viajar hizo de mi una persona agradecida, afortunada  y generosa.


recuerdo haber tomado mate en todas las latitudes 





jueves, 19 de mayo de 2016

clichés que podés hacer cuando viajás


como un viejo refrán, o una postal trillada
si viajás a parís podés hacer los caminos de la maga y oliveira
si estás en hanoi detenete a mirar el tránsito de motos cuando el semáforo se pone en verde
si pasás por madrid tomate unas cañas, una en cada bar, nunca dos en el mismo
si visitás florencia mantené la vista siempre en alto, que lo más lindo es ver santa maría de fiore desde todos los rincones.
si te miran en nueva delhi, respondé con una sonrisa, que no te miran mal porque te odien, te miran porque sos diferente.
si caminás por el chaltén, que sea siempre en silencio, que las montañas tienen más para enseñarte que cualquier guía de viaje.
si recorrés amsterdam, que sea siempre en bicicleta.
cuando estés viajando mirá para todos los rincones; esas calles o esos senderos tienen tanto para contarte.
no dejes de comer pad thai en la calle cuando vayas a bangkok
y si la suerte te deja un día varado en el medio la higuera, andá a visitar al Che que te mira desde el cielo.

no dejes de hacer nada, sólo porque lo hacen todos
y no te pierdas de hacer algo, sólo porque nadie lo hace.


La Higuera, Bolivia, 2015



domingo, 24 de abril de 2016

la patagonia argentina + bibliografía viajera IV


la patagonia argentina fue siempre una sorpresa inesperada en mi vida viajera.
mi primer viaje sola fue ahí y sin las menores expectativas, quedé encantada a niveles insospechados.

tiene una magia, un encanto y una belleza de colosal tamaño.
la última vez que estuve por ahí fue en el Chaltén, capital nacional del trekking y senderismo, en la provincia de Santa Cruz.

este pequeño pueblo está lleno de caminos de montaña que te conducen hacia  maravillas de la naturaleza. en mi caso, parte del recorrido fue acompañado de un libro de Roberto Arlt, El país del viento. Viaje a la Patagonia -1934.

El nombre del libro no puede ser más atinado. La fuerza y la intensidad del viento por estas latitudes es asombrosa. Una siente que en cada camita se libra una batalla contra el viento y en más de una ocasión siente que uno perderá la partida y será arrastrada por él.

Sin embargo y a pesar de que la naturaleza tiene sus comportamientos crueles hacia el ser humano,  uno siempre llega a un valle, refugio de las inclemencias del viento y puede contemplar en paz y silencio la panorámica perfecta que hace posible la existencia de un Absoluto.

Como dice Arlt "Aunque todo es soledad y quietud, uno está acompañado por el espíritu de la montaña. Digo espíritu porque en la distancia de la llanura, la montaña alta, tocando con sus agujas semejantes a pararrayos el cielo celeste, produce la sensación de que a su sombra todos nuestros sentimientos tienen forzosamente que agrandarse. Y se experimenta por esta montaña un verdadero amor físico, porque ella es una fuente de emociones exquisitas. Por más que recuerde uno panoramas bellos y escenas repletas de arte, todo se destiñe y empobrece ante ella, y entonces uno se explica el origen de las mitologías, el origen del nacimiento de los gnomos y de los gigantes, la epopeya de los Nibelungos y el Kalevala. En estas montañas azul pavo real y marrón canela, la imaginación puede situar los imperios más extraordinarios, las fiestas fantásticas de más variados colores y, por momentos estas montañas tienen los cielos tan cerca de sus curvados bordes que se piensa que llegando arriba se puede ver al otro lado lo que ocurre en el cielo"



Laguna de los tres, El Chaltén, Santa Cruz, Argentina - Marzo de 2015


lunes, 18 de abril de 2016

bibliografía viajera III (compañerxs de viaje)


lxs compañerxs de viaje:
qué decir... se tarda un viaje en descubrir si funciona la pareja viajera o no.

varias cosas nos pueden dar indicios con anterioridad, pero sólo al viajar podemos saber si la combinación de personalidades funciona, se complementa, se sobrevive o es un desastre.

en una carta de Ernesto Guevara a su mamá, desde Cusco, en agosto de 1953, el Che habla en perspectiva comparada de Alberto y Calica, distintos compañeros en diferentes viajes al mismo lugar:

"Me di el gustazo por segunda vez y ahora a lo semibacán, pero el efecto es diferente, Alberto se tiraba en pasto a casarse con princesas incas, a recuperar imperios. Calica putea contra la mugre y cada vez que pisa uno de los innumerables zoretes, que jalonan las calles, en vez de mirar al cielo y alguna catedral recortada en el espacio, se mira los zapatos sucios. No huele esa impalpable materia evocativa que forma Cuzco, sino el olor a guiso y a bosta. Cuestión de temperamento.”


Cusco, Perú (casi como el primer amor) - enero de 2010


algunos borradores: la percepción del tiempo en el viaje



hace dos semanas devuelta a mis buenos aires, releo mi diario de viajes que dice:


"Me quedan dos o tres días de viaje, según cómo los contemos, y lo que pareció eterno y delirante terminó siendo genial.
Breve, no se. Cuando se viaja el tiempo entre en otra dimensión en la que rápido o lento se leen diferente.

La rutina hace que el tiempo pase más rápido y sin dejar huella. En cambio, la constante novedad de los viajes hace del tiempo algo fugaz y largo a la vez.
Los días en sí son breves, pero cuando se piensan en un presente parece haber pasado incluso más tiempo del que realmente pasó.
Estas tres semanas que ya se están terminando, fueron maravillosas y gran crecimiento.
El mundo, recorrer sus partes, es de las sorpresas más maravillosas que me pasaron en la vida.

Poder viajar sola, aunque acá y allá lo cuestionen, me enseñó a no dilatar los deseos por falta de compañía. Saber que nunca estamos del todo solos ni del todo acompañados (el absoluto nunca es categoría propia de los mortales) y que en todas las latitudes el ser humano puede hacer mierdas, pero también es capaz de los actos más nobles, de reírse y de tomar su cerve fría contemplando un atardecer."

(escrito el 30/03/2016, en el aeropuerto de Hanoi, Vietnam)


Lago Hoan Kiem, Hanoi, Vietnam - marzo 2016

bibliografía viajera II

recién me escribió mi vecino.
dice que esta semana no nos vemos porque en tres días se va de viaje.
cuando vuelva del viaje, se va a ir seis meses a trabajar al norte del continente.

y yo acá, en el sur del planeta, pensando que los viajes nos acercan el mundo pero nos alejan a las personas.

tal vez, es como dice Perec en su apartado referido al movimiento del libro "Especies de Espacios"

"Vivimos en alguna parte, en un país, en una ciudad de aquel país, en un barrio de aquella ciudad, en una calle de aquel barrio, en un inmueble de aquella calle, en un departamento de aquel inmueble.
Hace tiempo que tendríamos que haber cogido la costumbre de desplazarnos libremente, sin que nos costara.
Pero no lo hemos hecho: nos hemos quedado donde estábamos; las cosas se han quedado como estaban. No nos hemos preguntado por qué aquello estaba allí y no en otro sitio, por qué esto era así y no de otro modo.  Enseguida ha sido demasiado tarde evidentemente, ya hemos adquirido unas costumbres.  Empezamos a creer que estábamos bien donde estábamos.
Después de todo, se estaba tan bien aquí como enfrente.
Nos cuesta mucho cambiar, aunque sólo fuera cambiar los muebles de sitio. Mudarse supone toda una historia. Nos quedamos en el mismo barrio, y si cambiamos lo lamentamos.
Tienen que ocurrir cosas extremadamente graves para que consintamso en movernos: guerras, hambre, epidemias.

Es difícil aclimatarse.  Los que han llegado unos días antes nos miran por encima del hombro.  Nos quedamos en nuestro rincón con los de nuestro rincón; evocamos con nostalgia nuestro pueblecito, nuestro río, el gran campo de mostaza que se descubría al dejar la carretera nacional."
(resto del hermoso libro de Perec por acá!)

por cambiar esto,vecino; por elegir el movimiento, buen viaje!!



mi manera de fotografiar el movimiento. Montevideo, marzo de 2011


¿viajar sola o viajar acompañada?



mis primeros viajes fueron con mi familia. cuando arrancábamos el viaje mi papá ponía el contador en cero y se entusiasmaba haciendo kilómetros sin parar y rompiendo sus propios récords. Cuando volvíamos en vez de decir: "Conocimos el cerro de los siete colores" decía "Hicimos 1500 kilómetros en dos días".

conocer, no se si conocí lugares, pero si aprendí a leer los carteles de la ruta, a hacer pis en cualquier pasto, a llevar mucha comida en el auto, y a soportar laaargas horas sentada en el mismo sitio.

con mis amigas empecé a viajar a los 20 años, al principio de a muchas y después en tríos o dúos.
hace un par de viajes que mis amigas se casaron y tuvieron hijos y fue entonces cuando, sin pensarlo demasiado, empecé a viajar sola.

un amigo viajero decía que, cumplidas las tres "P", ya estaba el viaje: Plata, Pasaje, Pasaporte
en esa enumeración no se mencionaba la compañía y no porque los lugares bastasen en sí mismos.

Ver el Macchu Pichu, subir a la Torre Eiffel o caminar por Varanassi es lindo, es impactante y es materializar postales que uno tiene en la mente; pero para mi lo más lindo de viajar es compartir el trayecto.
Y lo cierto es que, aunque te subas al avión sola, viajar sola es el camino más acertado para no solo conocer lugares sino vivir la experiencia de conocer gente maravillosa y encantadora.

Si ya sos extranjera en un lugar (condición del ser humano en el mundo), viajar sola es ser doblemente extranjera y, tal vez por eso mismo el asombro original que nos puede provocar un lugar se vive doble y hasta triplemente: por conocer el lugar, por conocerte a vos y por la gente que podés encontrar.

Por eso, sobre la pregunta viajar sola o viajar acompañada, la respuesta es simple: todos son viajes y todos son geniales; nunca dejes de viajar ni de hacer nada, solo por empezar sola.


París, agosto de 2013